Todos los días, si el tiempo lo permite, los indígenas acuden en masa al Zócalo, la enorme plaza central de Ciudad de México. Desde primera hora de la mañana se transforman, se visten con ropas tradicionales, se pintan el maquillaje de sus antepasados, bailan y realizan rituales. Queman raíces medicinales y limpian el alma de los turistas. Pero no se trata de un acto cutre para deleitar a los transeúntes con la esperanza de ganar unos pesos; las personas a las que tratan y entretienen son los propios mexicanos. Y para ellos es una forma de vida importante, que mantiene vivas sus tradiciones y rituales, y perpetúa su legado.
En este caso era importante para mí documentar las fabulosas túnicas de plumas y las complejidades del maquillaje de este hombre, pero quería más. Quería una foto con una mirada que comunicara algo especial y que hiciera que el espectador se detuviera, pensara o se preguntara.
Para conseguirlo, como siempre, necesité romper la barrera entre nosotros, así que hablamos y llegamos a conocernos un poco más que turista y sujeto. Cuando hice la foto, me encantó la mirada que finalmente me dirigió. Una en la que quizás hay un pequeño secreto o algo peligroso.
Para sacar el máximo partido al color en una foto como esta se necesita luz. Estaba apoyado en una puerta al abrigo del sol, así que, junto con la Sony Alpha 1 y el objetivo 24-70mm f/2.8 GM, utilicé una pequeña luz LED. Esto me ayudó a sacar todos los matices y tonos delicados de las plumas, así como a resaltar su cara.
La exposición que utilicé fue de 1/125 seg a f/8 con ISO 1600. Normalmente dispararía con un diafragma mayor, pero aquí quería la profundidad de campo adicional de f/8, para que la imagen mostrara toda la textura fina y los detalles de su ropa. Con la estabilización de imagen Steady-Shot Inside de la Alpha 1, sabía que 1/125 seg mantendría la imagen bonita y nítida, pero también quise dejar que el ISO automático llegara hasta 1600. Con la Alpha 1, sé que puedo llegar hasta 6400 sin tener que pensar en el ruido. Es realmente impresionante. Y, por supuesto, el AF de seguimiento de los ojos hizo su trabajo inmediatamente.
Cuando trabajas con una cámara como esta, en la que puedes confiar para que funcione sin problemas, te libera para ser más creativo. Confío en ella sin lugar a dudas y no necesito perder tiempo jugando con los ajustes o incluso comprobar las imágenes en la pantalla para ver si están enfocadas o bien expuestas. Simplemente sé que lo están. Como puedo concentrarme en un momento en lugar de jugar con la cámara, esta se convierte en una extensión de mi ojo. Por eso, la Alpha 1 es realmente la cámara total.
"Lo que me importa en la fotografía no es lo que la imagen muestra o presenta, sino el tipo de preguntas que plantea"