Este es Steven Oprinsen, un famoso pintor neerlandés y artista de la técnica mixta. Ha sido uno de los más reconocidos del mundo y de los mejores en su ámbito, aunque también tuvo que luchar en momentos difíciles. Tuvo el estilo de vida típico de una estrella del rock, sufrió pérdidas y, durante un tiempo, vivió en la calle. Sin embargo, luchó y volvió a alcanzar la cima.
Steven es, o era, un amigo mío que falleció inesperadamente en noviembre del 2020 de un ataque al corazón. Es la razón por la que su retrato tiene un significado especial para mí en comparación con los demás.
Al mirar el retrato, veo una imagen que lo tiene todo. Es una imagen potente; puedes apreciar su lucha, pero también su orgullo por lo que ha conseguido.
Capturé la imagen con mi Sony Alpha 7R III y usé un objetivo con un adaptador de inclinación y desplazamiento. Por lo general, este adaptador se usa para crear líneas verticales rectas cuando se fotografía arquitectura o productos; sin embargo, aquí lo usé para modificar la profundidad de campo.
Yo veía a Steven como un tío muy misterioso. Siempre que hablabas con él y acababa la conversación, te quedabas pensando "¿Qué le habrá pasado a este hombre?". Su personalidad era muy profunda, y es justo lo que quise retratar en esta imagen. Por eso, utilicé el adaptador de inclinación y desplazamiento para enfocar solo la cara y los ojos; el resto del cuerpo está desenfocado, lo cual aporta esa profundidad de campo misteriosa y peculiar. Todos los detalles los capté con la cámara, no usé Photoshop ni edité la imagen.
Normalmente disparo a través del visor electrónico de la cámara, pero en esta ocasión no podía usar el magnífico Eye AF, el cual acostumbro a usar en los retratos. Es una de las mejores funciones en los últimos años. En este caso, con el adaptador de inclinación y desplazamiento tuve que enfocar de manera manual, así que usé el focus peaking (pico de enfoque) y la pantalla trasera para que la imagen tuviera el enfoque exacto que buscaba y para posicionar la profundidad de campo únicamente en los ojos de Steven.
El resultado es una imagen que creo que representa al auténtico Steven Oprinsen. Se aprecia una vulnerabilidad genuina en el retrato. De normal, estaría contando chistes y llevando su máscara; siempre era una persona que buscaba protegerse a sí mismo. Nunca se abría a nadie por completo. Sin embargo, en esta sesión, tuvimos una conexión tan grande que pude quitarle esa máscara y el muro que había detrás.
Esa es la razón por la que estoy orgulloso de ser fotógrafo de retratos. La gente me deja entrar en su mundo, en su vida real, y así puedo obtener estos retratos.
"Algún día conseguiré el retrato perfecto. Uno que capture la emoción más pura. Este es el motivo que me lleva a ser cada día más exigente con mis fotografías"