Para esta imagen me he inspirado en la moda francesa de los años 60. Quería crear una imagen que tuviera un diseño muy minimalista, una imagen que favoreciera la feminidad del sujeto.
Tomé la imagen en mi estudio de Constanza y la modelo es una artista del maquillaje con la que ya he trabajado; tiene justo el aspecto que buscaba. Elegimos un cuello de tortuga negro de corte limpio, sencillo, y elegante, complementado con un gran sombrero de ala negro, que además habíamos elaborado especialmente para esta sesión. Sabía que este atuendo ayudaría a enfatizar sus facciones y quedaría genial en la imagen final.
La otra característica de la fotografía es el color del fondo. Quería un color que complementara el de la piel y que atrajera la atención del espectador. Por eso me decanté por un fondo azul degradado, que creé empleando un pequeño Dedolight cubierto con un gel de temperatura de color azul (CTB). Al usar luz continua, en lugar de flash, pude visualizar la imagen final mientras trabajaba. Empecé iluminando el fondo y creando el degradado y la silueta de la modelo. A continuación, elegí un reflector para el Dedolight que suavizara la luz sobre la cara de la modelo. Tenía que asegurarme de que llegara la luz al cuello de la blusa de la modelo para que hubiera cierta separación entre esta parte y el sombrero.
Una vez resueltos el vestuario y la iluminación, llegó el momento de elegir la pose. Le indiqué que posara como una modelo de los años 60, con todas las líneas y el espacio oscuro creado por el gran sombrero, dirigiendo la atención del espectador directamente a su rostro.
Tomé la imagen con la Sony Alpha 1, con el objetivo Zeiss Sonnar T* 55mm f/1.8 ZA. Configuré la apertura en f/1.8 para crear una profundidad de campo que pusiera el punto de mayor nitidez de la imagen en los ojos. Para conseguirlo fácilmente, utilicé la función Eye AF de la Alpha 1, lo que me permitió concentrarme en dirigir al sujeto para conseguir la pose y la expresión deseadas, en lugar de tener que preocuparme por el enfoque.
Para asegurarme de que tenía la imagen, disparaba en ráfagas cortas de unas dos o tres imágenes. Luego, redirigía a la modelo y volvía a fotografiar. Con cada imagen perfectamente enfocada gracias a la función Eye AF, sabía que podría elegir la imagen que a mi juicio era la mejor, en lugar de tener que revisar si tenía la nitidez que buscaba en los ojos.
Entre la iluminación y el control en la cámara, la imagen final necesitaba muy poco posprocesamiento; utilicé Capture One y Adobe Photoshop para corregir pequeñas imperfecciones y suavicé la piel muy levemente. El proceso de edición me llevó menos de 10 minutos en total.
"El fotógrafo de bodas no es un mero testigo. No es solo la persona que graba todo lo que ocurre sin juzgar. El fotógrafo de bodas es el narrador de la historia."