Las luces de relleno, las luces de halo, los snoots, las rejillas o los reflectores son algunos de los factores en los que tienen que pensar los fotógrafos gastronómicos cuando preparan sus sesiones. Al igual que cocinar, capturar platos es un arte complejo.
¿Pero qué pasaría si no fuera tan complejo? ¿Y si redujeras las imágenes a una sola luz? ¿Y si el círculo de esta única luz puntual reemplazara la necesidad de utilizar un plato? Esta es la idea del último proyecto del fotógrafo gastronómico, Pablo Gil, en el cual utilizó las cámaras Sony α7R III y α7R IV en las que tanto confía.
"Todo surgió a partir de mi búsqueda de nuevas maneras de iluminar y enmarcar la comida con un estilo minimalista —explica Pablo—. Este proceso me llevó a reducir las fuentes de luz a un mínimo absoluto, y dejar atrás la clásica iluminación suave para comenzar a jugar con luces direccionales duras. Dependiendo de la posición de la luz, se podrán apreciar texturas mucho más interesantes y efectos translúcidos. Esto revela más de las propiedades del sujeto, como, por ejemplo, la sutil cocción de una verdura, o la textura de un filete de carne perfectamente cocinado, como se ve en esta imagen".
Desprovistas de una iluminación compleja, el foco de las imágenes es la comida, sobre la que recae una luz puntual como si se tratara de una obra de arte, de una escultura creada por un chef. "En términos visuales, no queríamos que otros elementos compitieran con la comida —comenta—. Ni siquiera el propio plato. Así es como surgió la idea de utilizar la luz para simular el plato, y creo que esta imagen es un ejemplo ideal donde se muestra la comida como la protagonista".
"Utilizamos una luz blanca circular con bordes ligeramente suaves —continúa—. La proyectamos como si fuera un foco de teatro, y se creó con un flash Profoto B10 y un snoot con una rejilla de panal. Este tipo de creaciones, a veces con la participación de chefs con estrellas Michelín, son, en sí mismas, obras de arte. El tratamiento de cada imagen es muy exclusivo y personalizado, ya sea por la estructura, la composición o los colores".
La iluminación es bastante importante en la fotografía gastronómica. La manera en la que Pablo ilumina sus fotografías puede cambiar por completo el aspecto y el sentimiento de la imagen. "La iluminación cuenta el tema principal de la narrativa. Nos transmite el estado de ánimo, nos revela lo que queremos mostrar y nos oculta los secretos —explica Pablo—. Es, sin duda, el arma más potente junto al color, y nos permite contar historias con tan solo una fotografía".
Pablo usó las cámaras Sony α7R III y α7R IV en el proyecto, en especial por sus sensores. Como fotografiaba trabajos comerciales que requieren el mayor detalle posible, los sensores con 42,2 y 61 MP le aportaron la resolución que necesitaba. Sin embargo, el número de píxeles no es lo único importante. "Me encanta la definición y el color, y con los sensores BSI de alta resolución puedo capturar un mayor rango dinámico y nitidez. Por ejemplo, los detalles en las luces y en las sombras de esta imagen son increíbles".
Pablo combina las cámaras con una serie de objetivos, pero tiene dos favoritos:
"El Sony FE 100mm f/2.8 G Master OSS tiene un enfoque suave casi mágico —señala entusiasmado—. Además, el enfoque de transición uniforme (STF) crea un bokeh de fondo borroso que difumina los fondos de una manera muy natural y maravillosa que otros objetivos no consiguen". "Es fantástico —apunta Pablo acerca del objetivo Sony FE 90mm f/2.8 G Macro—. Me permite realizar unos primeros planos muy cercanos y crear imágenes tan nítidas que creerás estar ahí".
Ahora que la fotografía gastronómica es tan popular debido al efecto de las redes sociales, puede ser difícil crear imágenes verdaderamente originales que destaquen y sean diferentes a la típica imagen, y cada vez más común, de estilo rústico sobre una superficie plana.
"El mejor consejo que puedo dar, que se puede aplicar para todo tipo de trabajos, es ir más allá de tus límites y reglas preestablecidas, ya que estas pueden ser restrictivas —sugiere Pablo—. Pásalo bien jugando con la luz y con las cámaras. Cuando exploramos diferentes configuraciones y enredamos con los marcos y la dirección de la luz, despertamos nuestros instintos y mejoramos nuestra intuición —sonríe—. A partir de esto, nos encontramos con sorpresas muy agradables".
"Una imagen nunca miente, las mías, puede"