A medida que el verano se desvanece lentamente en un recuerdo lejano, los colores del otoño proporcionan el telón de fondo perfecto al fotógrafo de animales salvajes Gustav Kiburg. "Siempre pienso en el color —nos cuenta. Pienso dónde debería colocarme y cómo será el fondo. Dónde puedo encontrar una rama de un árbol y de qué color son las hojas del fondo. Siempre tengo mucho en lo que pensar incluso antes de realizar mi primera fotografía".
Para una de sus primeras escapadas, Gustav se aventuró a salir al bosque para fotografiar ardillas rojas con la Sony α7R IV. "Son divertidas. En otoño es genial fotografiarlas. Durante esta temporada se les espesa el pelaje y les crece pelo alrededor de las orejas para protegerse de las frías temperaturas del invierno".
Dado que las ardillas son animales pequeños y que se mueven rápido, es normal pensar que es mejor utilizar una cámara más rápida para fotografiarlas, como la Sony α9 II. No obstante, Gustav ha descubierto numerosas razones por las que la α7R IV se ha convertido en la cámara ideal para este proyecto.
Según nos cuenta Gustav, en otoño las ardillas son muy activas, ya que dedican su tiempo a enterrar comida para los meses de invierno. Le preguntamos cómo la α7R IV le ayudó a capturar estos momentos. "Descubrí que era una gran cámara para poder capturar sus movimientos y su actividad —señala—. El sensor de 61,2 millones de píxeles captura gran cantidad de detalles, lo que me aporta la flexibilidad de poder recortar la imagen y aun así no perder ningún detalle para crear imágenes de mayor tamaño. Siempre digo que cuando fotografías imágenes de animales salvajes nunca dispones del 'alcance' suficiente, con esto me refiero a la distancia focal. Por eso, contar con la posibilidad de recortar las imágenes para lograr una composición perfecta me resulta fantástico".
La distancia focal del objetivo obviamente resulta fundamental en la fotografía de animales salvajes y, al igual que para muchos otros fotógrafos, el objetivo Sony FE 400mm f/2.8 GM es uno de los favoritos de Gustav, y lo ha utilizado para capturar sus imágenes de ardillas rojas. No obstante, el objetivo FE 200-600mm f/5.6-6.3 G OSS también es otro de los preferidos de Gustav, y lo recomienda a los fotógrafos amateur que deseen probar la fotografía de animales salvajes. "Para mí, es el objetivo perfecto para fotografiar animales salvajes —afirma—. Posee una distancia focal fantástica. Cuando voy al bosque y fotografío una ardilla, puedo utilizar una distancia focal de 300 mm, pero si veo un pájaro pequeño en un árbol, puedo acercarme rápidamente ajustándola a 600 mm. Además, cuenta con 11 hojas de apertura que permiten lograr un bokeh de fondo maravilloso y que el sujeto verdaderamente destaque".
Otro aspecto sorprendente de la α7R IV es la velocidad del autoenfoque. Gustav utiliza su AF de seguimiento, que le permite seguir a la perfección el ritmo de los animales salvajes. "Cuando estaba fotografiando, observé por el rabillo del ojo cómo un azor venía a posarse en una rama —señala—. Vuelan muy rápido, por lo que apenas dispones de tiempo para reaccionar o pensar en la imagen. Me giré y en milésimas de segundos la cámara había bloqueado y capturado la imagen. Debes reaccionar muy rápido, pero gracias a la cámara se puede seguir el ritmo".
Una cosa que apasiona a Gustav es el color, y se le da muy bien la fotografía cuando hay mal tiempo. "El mal tiempo significa color —explica—. No me gusta el sol. Aporta luz dura, y la luz dura crea sombras duras. Siempre salgo cuando está nublado porque es cuando aparecen los colores. Especialmente en otoño, con el contraste de los objetivos se pueden captar todos los colores intensos naturales. A veces también utilizo un filtro polarizador para enriquecerlos aún más, sobre todo en un entorno de bosque húmedo. Todos estos colores ayudan a mostrar el hábitat natural de las ardillas, que actúa como un telón de fondo perfecto para sus abrigos invernales de un rojo vivo".
Tras un largo día haciendo fotografías en el bosque, a ardillas, pájaros y otros animales con los que pueda cruzarse, Gustav dice que fácilmente puede llegar a conseguir 1000 imágenes. ¿Pero qué ocurre con esas fotografías? Con un sensor de 61 millones de píxeles, ocupan mucho espacio de almacenamiento. "Me quedo con las 10 o 15 mejores y borro las otras 985 —dice Gustav riéndose—. No entiendo a los que se preocupan por necesitar mucho más espacio de almacenamiento para las imágenes de mayor resolución. Es decir, quiero compartir las mejores imágenes con la gente, no la 100.ª mejor. Si nunca voy a usar ni mirar esas fotos y solo van a quedarse molestando en mi disco duro, las borro y problema resuelto".
"El mal tiempo es un tiempo de color".