Al fotógrafo Floris Smeets, que vive en un rincón remoto de Noruega, le fluye por las venas el amor por la naturaleza. "Mis padres son biólogos. Mis abuelos eran biólogos. Mi hermana es bióloga. Mi pasión por la naturaleza es innata", cuenta Floris. La naturaleza fue su primer amor, y la fotografía le dio la oportunidad de capturar imágenes de las especies que contemplaba en su entorno.
"Donde vivo habitan ciertas especies a las que puedo acceder fácilmente y todas son estacionales. En otoño, fotografío al buey almizclado y al reno, cuando los tonos son alucinantes. En invierno, aprovecho los paisajes nevados como lienzos blancos para fotografiar al buey almizclado. Y en primavera, el gallo lira hace su aparición. En los meses de verano reina el cárabo lapón, que se cría en los bosques cercanos a mi casa".
Al dedicarle cada estación a una sola especie, Floris disfruta de la oportunidad de conocer a una determinada pareja de cárabos. La clave de sus magníficas imágenes reside a partes iguales en su dominio del campo y en su técnica fotográfica; tiene que encontrar el lugar correcto para situarse con sus cámaras Sony α9.
"Visito sus zonas de caza —explica—, que son claros en antiguas arboledas con muchos árboles caídos. Entonces, busco una pareja que no se altere con mi presencia. El camuflaje del búho es extraordinario, por eso no resulta sencillo divisarlos. Puedes pasarte un minuto sentado buscando los búhos sin ver absolutamente nada. De repente, ves cómo giran la cabeza y te das cuenta de que estaban ahí posados todo el tiempo. Por tanto, tengo que pasarme mucho tiempo explorando —continúa Floris—. A lo mejor encuentro unas 10 o 20 parejas antes de dar con la que puedo trabajar. Luego, sigo fotografiando solo a esa pareja de búhos el resto de la temporada para conseguir todas las imágenes que pueda".
A Floris le acompaña una Sony α9, que combina con el objetivo FE 400mm f/2.8 G Master. Cuando necesita la flexibilidad de un objetivo con zoom, recurre a una segunda α9 con el FE 100-400mm f/4.5-5.6 G Master.
"Utilicé una DSLR durante casi 20 años antes de cambiar a la α9. Después de usar la Sony α9 varias semanas supe que no iba a volver a utilizar una DSLR nunca más".
Por su formación en ecología, para Floris es muy importante el respeto hacia los animales. "Nunca uso señuelos —nos explica—. Todas las imágenes muestran el comportamiento natural del cárabo lapón".
Acercarse a los cárabos para capturar imágenes increíbles con el objetivo FE 400mm f/2.8 G Master le ayuda a conocer el hábitat del animal: "Normalmente tienen sitios fijos donde posarse. Vuelan de una percha a otra y suelen trazar círculos en el aire sobre su zona de caza, así que no es difícil averiguar hacia dónde van a dirigirse. Me coloco en el lugar y espero a que el cárabo se acerque a mí. Si caminas tú hacia ellos, nunca conseguirás acercarte tanto".
Una vez que Floris se encuentra cerca, la velocidad de la Sony α9 entra en juego. El enfoque automático y la velocidad de obturación de 20 fps sin oscurecimiento le permite capturar imágenes increíbles del vuelo del cárabo lapón, sin importar lo que se interponga entre él y las aves.
"Con una DSLR siempre debes mantener al ave volando cerca del centro del fotograma para que el autoenfoque siga funcionando. Gracias a los 693 puntos de AF de la α9 repartidos por casi todo el sensor, puedo configurar el área de AF en Expandable Spot (punto expandido) usando el seguimiento de enfoque. De esta manera, si un ave realiza un movimiento repentino, el AF seguirá su movimiento —cuenta Floris—. Con esto y con la capacidad de mantener el enfoque, incluso cuando el animal se oculta brevemente, consigo capturar mis imágenes. Es la razón por la que adoro trabajar con mi equipo Sony Alpha".
"Es el cambio constante de la naturaleza lo que hace que la fotografía de naturaleza sea tan interesante. Puedes visitar el mismo lugar un día tras otro y aun así volver a casa con una imagen diferente cada vez"
