Al igual que sucede con la fotografía de grandes imágenes de paisajes, fotografiar una ciudad implica mucho más que simplemente estar ahí. Debes encontrarte en el lugar adecuado, en el momento adecuado. Esta es precisamente la razón por la que el proyecto neoyorkino de Ron Timehin ha cobrado vida. Consiguió una combinación de imágenes icónicas y nunca vistas hasta ahora, desde el amanecer hasta el anochecer, fotografiadas durante cinco días para una empresa hotelera local, y se basó tanto en su experiencia en la fotografía de paisajes y viajes, como en su anterior trabajo para distintas marcas en Londres.
“El Hotel Indigo vio mi Instagram —nos cuenta Ron—, y encajaba con lo que estaban buscando: una campaña para atraer interés y que la gente visitara su hotel en Lower Manhattan, relacionando el hotel con la historia de la ciudad”.
Pero, ¿cómo logras encontrar buenas localizaciones, especialmente en una ciudad en la que no vives?
“Es complicado evitar los lugares abarrotados de turistas —nos cuenta Ron—, aunque intento alejarme de ellos y buscar localizaciones un poco más escondidas. Apliqué las mismas técnicas que utilicé en Londres, por un lado busqué fotografías en Internet, y también lugares como bares en azoteas. Sea cual sea la ciudad, siempre puedes encontrar vistas magníficas, y una de las imágenes que capturé en esta ocasión fue desde el propio bar del Hotel Indigo”.
También es útil contar con algo de información desde dentro, por supuesto, “A través de Instagram —explica—, también tengo contactos en Nueva York, entre nosotros intercambiamos buenas localizaciones. Les enseño las mías y ellos me muestran las suyas”.
Al disponer de tan solo una semana para realizar sus fotografías, Rod tuvo que dedicar muchas horas. “Aunque prefiero trabajar así —afirma riéndose—, llegar al lugar y emplearme a fondo, puesto que cuando dispones de más tiempo, puedes perder la motivación y la concentración. La única desventaja fue que, tal como sucede con los paisajes, dependes en gran medida de las condiciones meteorológicas. Estuve fuera la mayor parte del tiempo, disparando al amanecer y al atardecer. Al igual que los fotógrafos de paisajes, tiendo a evitar fotografiar al medio día, ya que la luz es menos interesante. Aunque al pasar tanto tiempo fuera, logré fotografiar en una gran variedad de condiciones, incluyendo momentos con niebla, que siempre son bienvenidos. Soy un fiel defensor de la idea de que el mal tiempo permite realizar grandes fotografías”.
Ron, que trabaja con equipo Sony desde que comenzó a utilizar la a7R original, rápidamente se dio cuenta de que su nuevo componente sin espejo era mucho mejor para viajar que las DSLR pesadas y de gran tamaño. Ahora que fotografía con la a7R III, “el detalle es fantástico —nos cuenta—, y para asegurarme de que logro la máxima nitidez que el sensor me permite obtener, me gusta realizar el enfoque de forma manual. Por eso me encanta la función Focus Peaking del visor; en mi caso lo he ajustado en amarillo, ya que creo que resalta bien en los escenarios urbanos”.
"No era consciente de lo mucho que el uso de un visor electrónico y una pantalla LCD inclinable de alta calidad influirían en mi trabajo, hay tantas características como estas que ahora considero imprescindibles —afirma—. En gran parte de mis fotografías me gusta centrarme en la simetría, las cuadrículas de previsualización me ayudan a lograrlo, tanto en el visor como cuando despliego la pantalla hacia fuera. Aunque lo más importante para mí es disparar tras obtener una vista previa de la exposición. Ahorra gran cantidad de tiempo y resulta fundamental, ya que, de no usarla, en lugares concurridos y en escenarios urbanos podría perderme los grandes momentos".
A Ron también le gusta trabajar más con dispositivos portátiles que con un trípode, aunque afirma que no tuvo ningún problema cuando lo utilizó en Nueva York, a diferencia de lo que le sucedió en Londres. “Una de las fotografías que realicé es de un tren en movimiento en el metro, que no habría podido capturar tan fácilmente en Londres puesto que no está permitido utilizar trípodes en el metro. No obstante, debido a que paso mucho tiempo de pie, intento trabajar sin cargar con el peso extra de un trípode la mayor parte del tiempo, por lo que la función de estabilización de la imagen en el cuerpo de la a7R III me resulta fundamental”.
Contar con una amplia variedad de objetivos Alpha también es esencial para los proyectos urbanos de Ron.
"Tengo un 12-24mm, pero lo utilizo principalmente cuando disparo desde lo alto de un edificio o en interiores —explica—, ya que, para trabajar en mitad del caos de la ciudad, los objetivos de mayor alcance, como el 50mm o el 70-200mm, realmente ayudan a simplificar el entorno y lograr unas composiciones más limpias. Por motivos de peso, no suelo llevar el 70-200mm encima cuando salgo a explorar, pero si localizo un escenario en el que puede resultar útil usarlo, regreso a por él".
¿Y su objetivo favorito? “El 35mm —afirma entusiasmado y continúa—, es increíblemente versátil, y proporciona una visión muy realista, es un objetivo fantástico para contar historias de paisajes urbanos y, junto con la a7R III, hizo que el proyecto cobrara vida”.
"La fotografía me permite procesar, valorar e interpretar el mundo que me rodea"