“En mi trabajo, siempre añado un toque de movimiento —señala el fotógrafo de moda y famosos, Frank Doorhof—, podrían ser los sutiles matices de una mano los que transmitan la idea de movimiento, o una pose que cree cierta curva… Me encanta cuando las líneas ‘fluyen’ de esta manera. Una imagen en la que la modelo simplemente se aparta ligeramente el pelo me hace tremendamente feliz”.
El movimiento, a pequeña o gran escala, es la energía esencial que inunda todas las imágenes que Frank captura. Y es algo que también sabe que llega al espectador, ya que atrae su mirada instintivamente del mismo modo que nuestra mente ha evolucionado para percibir el movimiento, los colores intensos o los patrones.
“Siempre busco ese movimiento —señala—, incluso aunque no sea algo llamativo y evidente, ya que al espectador una imagen con un mayor dinamismo siempre le resulta más atractiva”.
Además del movimiento habitual del sujeto, Frank aprovecha los elementos accesorios y los efectos físicos para dotar a sus imágenes de una energía dinámica. “Cuando te sumerges en ello —comenta—, descubres un sinfín de posibilidades. El agua, el humo y el polvo son maravillosos, aunque también utilizo vestidos largos y pañuelos agitados a toda velocidad por una máquina de viento o simplemente para moverlos ligeramente… existen innumerables maneras de añadir esa sensación de movimiento. El único límite de lo que podemos lograr es nuestra creatividad”.
La atracción instintiva hacia el movimiento se refleja en la manera en la que se captura según Frank, y para encontrar el momento perfecto en un giro o un salto es necesario actuar con decisión. “Cuando estás capturando el movimiento, todas las imágenes son distintas, y nunca obtendrás el mismo resultado dos veces. En ocasiones resulta frustrante cuando realmente bordas la imagen pero encuentras algo, como la expresión del sujeto o la posición de una mano, que no es perfecto al 100 %. Por supuesto, puedes sacar una imagen de dos, pero yo soy el tipo de fotógrafo al que le gusta acertar el 99 % con la cámara. Es un reto que me impulsa a mejorarme a mí mismo”.
Frank logra esa decisión gracias a la velocidad de su Sony α7R IV, que le ofrece una calidad de formato medio con la rapidez de una cámara deportiva. “Puedo utilizar luces estroboscópicas de estudio Hensel que pueden alcanzar los 10 fps de la α7R IV, pero lo que realmente me ayuda es realizar un único disparo y confiar en la reacción inmediata de la cámara —explica—. He probado los dos métodos en numerosas ocasiones y prefiero usar mis propios tiempos. Una diferencia de unos pocos microsegundos puede suponer que se te escape la oportunidad, por lo que el tiempo de reacción de la cámara resulta crucial”.
Frank captura casi todas sus imágenes utilizando el flash, y es precisamente este el que aporta esa nitidez increíble a sus fotografías en movimiento, y no las velocidades de obturación superrápidas. “La gente suele confundir esto —explica—, y en el estudio o cuando trabajo con luces estroboscópicas, es la duración del flash la que congela el movimiento. Cuando fotografíes en interiores, configura tu cámara con una apertura f/16, una velocidad de 1/125 s y captura una imagen con una ISO 100, probablemente observarás que el encuadre se ve negro. Sin embargo, utiliza el flash con los mismos ajustes (tras medirlo, obviamente) y sorpresa, encontrarás a tu modelo, definido por la velocidad del flash. Por eso, si utilizaras una velocidad de obturación de 1 s, obtendrías los mismos resultados”.
Cuando el control de la velocidad de obturación le resulta absolutamente crucial es a la hora de realizar trabajos con flash con sincronización lenta o exposiciones largas, en los que se combinan el movimiento arremolinado con los sujetos perfectamente definidos en una mezcla de ensueño o caótica de colores y formas. “En algunas ocasiones experimento con velocidades de obturación más bajas y configuraciones que mantienen en la escena tanto la luz natural como el flash —señala— y, pese a que me atraen más las imágenes congeladas con una gran nitidez, las exposiciones largas pueden producir grandes resultados. Es un estilo muy personal, y muy divertido, especialmente cuando se añaden efectos de zoom o se mueve la cámara. No se logra fácilmente, pero no pierdas la fe, cuando lo consigas, conseguirás unos resultados verdaderamente espectaculares”.
Para sus imágenes con flash de alta velocidad, Frank enfoca previamente su α7R IV con el punto de enfoque central y dispara en modo AF de un solo disparo, “después, dejo que el modelo salte y, gracias a que disparo con aperturas más pequeñas, con el movimiento tengo más margen de maniobra” explica.
En cambio, para otras imágenes, como las que captura en exteriores, el AF de seguimiento de los ojos y el rendimiento ISO de la α7R IV son sus principales aliados.
"Una de las cosas que me encanta del sistema Sony es que cuando te encuentras en una situación en la que debes combinar el enfoque continuo con el flash, la Sony α7R IV y la α9 ofrecen un rendimiento absolutamente asombroso. Hacen que sea muy fácil".
Por último, independientemente del tipo de movimiento que capture, ya sea con una nitidez asombrosa o un desenfoque fascinante, es algo que siempre ha definido su trabajo, “ya que, incluso desde el principio —concluye—, la fotografía de moda para mí nunca ha tratado de fotografiar únicamente una cara bonita, sino de lograr un impacto”.
"Por qué imitarlo cuando puedes crearlo".
