"Existe algo mágico en la moda —cuenta Lidia Popiel—. Como la fotografía de moda es una mezcla de tantos elementos, como personas, diseños, telas, líneas, proporciones, paisajes y ubicaciones; resulta un lugar donde expresarse libremente y crear nuevos mundos. Enmarca una libertad acogedora".
Ahora está entre los mejores profesionales de la fotografía de Polonia, pero Lidia, que trabajó de modelo a los 17 años, nos confiesa que siempre observaba detenidamente a los fotógrafos con los que trabajaba para intentar aprender de ellos, pero nunca se planteó seriamente dedicarse a la fotografía hasta que le surgió la oportunidad.
"Un día, trabajando en una sesión —explica—, cogí prestada una cámara e hice fotos con un rollo de película. Luego vendí una de las imágenes para formar parte de un cartel de cosméticos. Y así, de pronto, me convertí en fotógrafa. Desde luego, tuve que seguir formándome, y mis compañeros me ayudaron mucho en este aspecto. Empecé a realizar imágenes con mis propios diseños y vendía muchos a las revistas de moda concretamente. En ese momento, solo existían dos en Polonia".
Unos 40 años más tarde, uno de los últimos proyectos de Lidia consistió en fotografiar un evento benéfico de la Fundación Amigos del Museo en Varsovia. "Todos los años organizan un evento benéfico para el Museo Nacional —nos cuenta—, y este año solicitaron a los diez mejores diseñadores de Polonia que se encargaran del vestuario para luego subastarlo en un baile que realizaban en el museo. Fue todo un honor que me invitaran para fotografiar los diseños".
El lugar era lo que más le ilusionaba a Lidia: "El Palacio Radziwiłł de Nieborów es un edificio precioso y, puesto que uno de los temas de la colección era el color, fue una suerte poder combinar los vestidos con la decoración del palacio". La gran complejidad de las imágenes requería mucha preparación. "Visité el palacio en varias ocasiones antes de la sesión para buscar colores análogos y líneas repetitivas —nos explica Lidia—. También quise que las modelos representasen en sus poses un poco de la historia del lugar, un palacio lleno de fantasmas y secretos".
Nos comenta que de esta manera las imágenes de moda pueden ser más que simples retratos: "Pueden narrar historias a través de la luz, los detalles y la composición —señala—. Empleamos muchos mecanismos para trasmitir los conceptos del diseñador, aunque, en última instancia, se trate de una persona en una fotografía, y a través de la imagen deben hablarle al espectador".
Independientemente del proyecto, sus modelos deben sentirse parte de la historia también, nos cuenta Lidia. "La clave es escoger a la persona adecuada y entablar una conversación. Es el trabajo en equipo. Busco modelos con mucha presencia, pero no me gusta que eclipsen el vestido. Tienen que quedar excepcionales y formar parte del plan. Para ir por buen camino, modelo y fotógrafo han de preguntarse constantemente qué hacen y por qué".
Aunque Lidia usa normalmente un objetivo de 50 mm, para este proyecto eligió el FE 28mm f/2. "Escogí menor distancia focal para poder crear mayor dinamismo dentro del entorno sin distorsionar las siluetas de los sujetos —explica—. La belleza de los interiores debía formar una parte clave de la historia y, por otro lado, al estar relativamente cerca de las modelos, me resulta más fácil relacionarme con ellas, en especial si puedo hablar en voz baja".
A Lidia, su Sony α7R III le ayuda en la comunicación gracias a sus características diseñadas para que el fotógrafo se centre en el sujeto y no en la cámara. Confiesa que el tamaño y el peso del cuerpo, y también el revolucionario Eye AF, cambiaron la forma en la que fotografía moda.
"En el trabajo —explica—, puede parecer que dispones de mucho tiempo, sin embargo, solo son unas fracciones de segundo las que deciden si la imagen será buena. Cuando empecé a utilizar el Eye AF, adquirí una confianza que no había tenido nunca. La seguridad que te proporciona es crucial a la hora de encontrar esa décima de segundo".
Con un cuerpo más pequeño y ligero, aunque de gran resolución, la composición también adopta libertad y mayor fluidez. "A veces solo con moverte medio centímetro cambia por completo una imagen —explica Lidia—. Es por eso por lo que no suelo trabajar con trípode. Cuando cambié mis cámaras pesadas por los cuerpos sin espejo de Sony, enseguida me sentí liberada y mi trabajo se volvió mucho más flexible". En definitiva, la libertad es fundamental, y Lidia afirma que ese estilo al fotografiar puede abrir la mente de los fotógrafos. "Significa no tener miedo de nuestra imaginación ni de la autenticidad. Fotografiar por uno mismo y no por la evaluación. No pienses que no queda nada nuevo por hacer, porque tu trabajo será siempre único. Continúa aprendiendo, emociónate y sé libre". Créditos: Maquillaje: Marianna Jurkiewicz Peluquería: Kacper Rączkowski/Kevin Murphy Pl Vestuario: Agnieszka Ścibior Modelos: Uncover Models Colaboración fotográfica: Wolf Studio/Warsaw
"En la fotografía hay que dejarse llevar; requiere compromiso y dedicación para entregarte a lo que tienes delante del objetivo. Es ese momento en el que no eres dueño de ti mismo, que de hecho es efímero, por lo que debes actuar rápido, pero sin prisa"