“Una buena foto submarina cautiva al espectador y transmite conocimiento —explica Alexis Rosenfeld, quien añade que será un éxito si, además— llama la atención de los niños, que tendrán montones de preguntas sobre ella”. Algunas décadas atrás, Alexis era uno de esos niños, sumergiéndose en el mundo submarino y las exploraciones de Jacques Cousteau. “Era el pasaporte que necesitaba para zambullirme en lo extraordinario, para ir a lugares considerados inaccesibles y volver con fascinantes historias que contar”.
Este nuevo mundo pronto se convirtió en una fuente de calma para Alexis. “Soy especialmente impaciente, una manera de ser que choca con la primera cualidad que un fotógrafo debe tener, pero una vez debajo del agua, tengo tiempo y todo se tranquiliza. Me gusta imaginarme una foto, su encuadre y su composición y esperar a que confluyan todos los elementos. Con los animales ocurre lo mismo; hacer una buena foto de su comportamiento me enorgullece muchísimo”.
Alexis empezó a practicar submarinismo a la edad de ocho años, un paso fundamental para llegar donde está ahora. “Para convertirme en un fotógrafo submarino profesional tuve que aprender a bucear a muy buen nivel —afirma—, ya que es una actividad muy técnica, por lo que hay que dominarla por completo. Solo cuando lo consigues puedes dedicarte plenamente a la fotografía”.
Como fotoperiodista, su labor es aún más exigente, ya que Alexis no se limita a buscar imágenes estéticamente agradables. “No me puedo quedar con una sola foto para contar una historia —explica—. A veces, mis proyectos duran varios meses o años y la primera foto debe ser coherente con la última. Juntas cuentan una historia que el lector debe poder entender sin necesidad de leer el texto”.
Para su último proyecto, Coral Reefs, Heart of the Ocean (Arrecifes de coral: el corazón del océano), Alexis cuenta la historia de un ecosistema amenazado. “Ilustra la belleza, la biodiversidad y las amenazas de este extraordinario entorno. Este proyecto me motivó especialmente cuando supe que una de cada tres especies marinas procede de los arrecifes de coral”.
¿Y cómo ve Alexis la fotografía submarina? El entorno submarino presenta varios desafíos fotográficos de envergadura, por la sencilla razón de que es más difícil fotografiar en el agua que a través del aire. “Plantea cuatro obstáculos importantes —explica Alexis—, absorbe la luz, hace desaparecer los colores, transporta partículas suspendidas que nublan la visión y se comporta como una lente óptica adicional”. Parece difícil, pero para superar estos desafíos, Alexis emplea una serie de técnicas. “Mi iluminación permite evitar partículas en la medida de lo posible y un buen flash subacuático revive los colores. Además, disparo con ángulos muy amplios para reducir la cantidad de agua entre mi cámara y el sujeto”.
La cámara Sony α7R II de Alexis también ayuda bajo las olas. “Muchas de las fotos del proyecto sobre los arrecifes de coral no se podrían haber realizado sin otros equipos más antiguos —relata— y, en concreto, gracias a la calidad del sensor y su rango dinámico y rendimiento a ISO elevadas”. Los sensores, cuenta, “son especialmente adecuados para la fotografía subacuática y permiten representar fielmente el mundo submarino. Al poco de sumergirse en las profundidades, la luz del sol se apaga, por lo que suelo trabajar con una ISO de 1600 o superior. También utilizo la α7R III para fotos submarinas. El enfoque automático de ambas cámaras funciona muy bien bajo el agua, lo que me permite enfocar a los peces y los mamíferos marinos hasta cuando realizan movimientos rápidos e impredecibles”.
“Llevo cuatro años usando un equipo Sony —continúa— y en los cuerpos tengo los objetivos FE 16-35mm f/2,8 G Master, FE 12-24mm f/4 G, FE 90mm f/2,8 Macro G OSS y FE 100-400mm f/4,5-5,6 OSS G Master. Para protegerlos, utilizo fundas de fabricación suiza sumergibles hasta 200 m, con puertos de vidrio óptico. Estas fundas están hechas a medida, de manera que todos los controles están disponibles y tengo completo control de la cámara. Sin la combinación de estas fundas con el rendimiento y el manejo de la Alpha, me resultaría imposible trabajar a gran profundidad con tanta comodidad”.
No obstante, aunque su técnica y su equipo fotográfico facilitan al máximo sus fotos, a Alexis no le interesan las cosas demasiado fáciles. De lo contrario, ¿podría perderse la sensación de desafío? “Sí —afirma—, el día que me sienta cómodo trabajando debajo del agua, lo dejaré. Ya no tendría nada que aprender. Cada vez que me sumerjo es una nueva experiencia de aprendizaje desde un punto de vista técnico y de conocimiento del entorno. Las luces, el comportamiento de la fauna, los cambios de color del agua… es una mezcla de factores que lo hacen muy especial y no tardas en darte cuenta de que no hay dos inmersiones iguales”.
Bajo la superficie, un mundo aparte: mi universo, donde todo parece un cuento de hadas y te deja sin aliento.
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