"Cuando oyes a otras personas hablar de reptiles, anfibios, insectos y arácnidos, a menudo dicen que son muy feos —reflexiona Javier— pero tras ver fotos de estas criaturas en primer plano, espero que puedan ver lo hermosos que pueden llegar a ser".
Hablamos con Javier de sus galardonadas macrofotos de animales salvajes y, en concreto, de sus motivaciones para escoger sus sujetos : ranas y sapos, arañas y escorpiones, que, en esencia, se reducen a su educación, según afirma. O más concretamente, al deseo de educar a otras personas.
Quizás sea algo difícil que algunas personas adoren estos animales, pero poder cambiar la opinión sobre ellos es lo único que se necesita para marcar la diferencia, especialmente en lo que respecta a la conservación que, como para todos los biólogos, es un tema que le preocupa a Javier. Un proyecto en el que Javier se implica mucho es el Meet Your Neighbours (Conoce a tus vecinos), que muestra a la gente las increíbles criaturas que les rodean mediante el poder de la fotografía.
"Las cosas que detestas no las conservas —explica— y eso es lo que estamos intentando contrarrestar; cambiar la opinión de la gente para que cuiden mejor el mundo que les rodea. Cuando ven una fotografía bonita de una serpiente o una araña, exhibiendo su comportamiento natural, en lugar de pensar en exterminarlas, intentarán conservarlas y las tratarán con respeto. La fotografía tiene el poder para lograr eso".
La idea biológica del comportamiento adquirido, los rasgos que adquirimos a lo largo de nuestra vida, goza aquí de una gran importancia. Esto no es simplemente algo que Javier intente inculcar en los demás, también conforma su propia vida y obra. "Nuestras reacciones frente estos tipos de animales —explica—, tienen mucho más que ver con la educación que recibimos que con la naturaleza. Si vas a la selva, verás niños jugando con tarántulas y escorpiones, sin miedo, pero tratando a los animales con respeto. Sin embargo, si creces en un entorno en el que tu familia te dice que no te acerques, porque es peligroso, ¿qué otra cosa se puede esperar de ti como persona?".
El propio comportamiento adquirido de Javier es quedarse fascinado con las criaturas que le rodeaban desde que era pequeño. Pasó su infancia en el campo en España, por lo que siempre estaba rodeado de naturaleza. Con 14 años, sus padres le regalaron una pequeña cámara digital para captar todo lo que le interesaba y el resto es lo que llaman historia natural. A los 18 años, comenzó a hacer fotos con una SLR y un objetivo macro específico, con lo que acabó por interesarse aún más por el sujeto gracias al increíble nivel de detalle que pudo descubrir. Estudió biología en la universidad y, tras graduarse, se dedicó por completo a la fotografía de animales salvajes.
¿Es útil su formación en biología para lo que hace ahora? "Está claro que me ayuda a ser paciente —nos cuenta riéndose—, ya que una gran parte del trabajo en biología consiste en esperar para observar algo, como una reacción o un comportamiento del sujeto de estudio... y luego puedes registrarlo. Si eres biólogo y trabajas en un laboratorio, puedes registrarlo en forma de datos, pero si eres zoólogo sobre el terreno, como yo, los datos son fotografías. Como biólogo, buscas historias y sujetos interesantes, vas a lugares increíbles, encuentras especies aún por estudiar y puedes transmitir lo que aprendes".
Captar el comportamiento es fundamental para lo que Javier intenta conseguir en sus imágenes y, para él, la foto perfecta es aquella que combina eso con una estética pura: un momento clave junto con una composición y una luz extraordinarias.
"Para mí, las mejores fotos que he realizado son aquellas que reflejan alguna acción o comportamiento del sujeto, pero también son imágenes en las que puede verse belleza. Ambas cosas deben coexistir".
Según afirma, el problema "es que casi todo el mundo puede hacer una foto bonita actualmente. Lo que yo intento es captar el momento en el que ocurre algo importante. Una vez más, resulta útil ser biólogo, ya que la experiencia me ayuda a entender al sujeto y a predecir qué va a ocurrir. Me ayuda como fotógrafo a captar un momento trascendental".
Esto nos lleva a su reciente éxito en el concurso Wildlife Photographer of the Year (WPOTY) 2018, donde obtuvo el premio Portafolio. De las imágenes de su portafolio, una de las más impresionantes es Madre defensora, un retrato de un membrácido de aproximadamente 1 cm de largo, custodiando a sus crías en la parte inferior de un tallo, con la espalda cubierta de espinas para ahuyentar a posibles atacantes. Javier opina que este es su conjunto de imágenes más gratificante, ya que combina la naturaleza con la belleza que busca: "Me siento orgulloso de ellas porque es la combinación perfecta, un momento singular en la vida del sujeto relatado de una manera muy emocionante".
Su victoria en la categoría Portafolio le complace especialmente, ya que cree que le permite aspirar a cotas más altas. Según explica, "para mí es una de las categorías más importantes del concurso; puedes crear una historia o un trabajo con un sujeto concreto durante más tiempo. Siento un gran respeto por otros fotógrafos ,como aquellos que han trabajado para National Geographic, que también han ganado el premio Portafolio, por lo que para mí es un gran honor".
Cuanto más grande sea el objetivo, menos posibilidades habrá de perturbar a un sujeto escurridizo, un aspecto que Javier tiene en cuenta al elegir su lente, por lo que emplea tanto el FE 50mm f/2.8 Macro como el FE 90mm f/2.8 Macro en su α7R III. "Esos son los objetivos que más uso, pero como es lógico depende totalmente del sujeto. El alcance adicional de los 90 mm puede ser muy útil, pero también utilizo el FE 28mm f/2 cuando quiero mostrar un animal en su hábitat. El FE 100-400mm f/4.5-5.6 GM también es una gran opción, ya que enfoca a menos de un metro de distancia, lo que me permite fotografiar sujetos como mariposas, aunque también lo uso con aves, mamíferos y criaturas de mayor tamaño".
En este sentido, está muy satisfecho con el modo de ráfaga a 10 fps de su α7R III y con su función de disparo silencioso que elimina eficazmente el ruido del obturador de la cámara. Estas opciones, afirma, son perfectas para lidiar con la fauna más escurridiza, ya que "la combinación de una elevada frecuencia de imagen con la opción silenciosa te permite captar justo el momento que buscas. El visor electrónico también me parece muy útil, especialmente en macrofotos con una profundidad de campo muy reducida, ya que puedo usar la asistencia del enfoque manual en el visor y asegurarme de que el sujeto esté perfectamente enfocado. Además, tampoco me importa subir la ISO, ya que sé que me dará una buena calidad".
¿Alguna vez se ha expuesto al lado malo del comportamiento que está estudiando o ha estado demasiado cerca de un sujeto potencialmente peligroso? "Es cierto que algunos reptiles e insectos son venenosos —explica Javier—, pero no son peligrosos si se les respeta. Solo atacarán si intentas tocarlos o atraparlos, porque detectan que eres una amenaza. Nunca muerden sin motivo. En este sentido, te acabas dando cuenta de que lo realmente peligroso son las personas. Sobre el terreno solo me dan miedo las personas, no los animales".
"Para conservar lo que tenemos, primero debemos conocer y amar lo que podemos llegar a perder y la fotografía es un medio muy útil para sensibilizarnos y mostrar lo que nos rodea. Con mi cámara intento mostrar los animales en su forma más pura, desde un punto de vista biológico y artístico al mismo tiempo"