"Todo comenzó cuando un cliente pidió que en la imagen se viera cada ingrediente de la hamburguesa para demostrar que eran frescos y naturales".
Esa sencilla indicación dio al fotógrafo Pablo Gil una brillante idea: ¿qué mejor manera de mostrar lo que llevaba la hamburguesa que con todos los ingredientes flotando por separado en el aire?
Fue una visión dramática para la imagen de una humilde hamburguesa, pero en un mundo tan competitivo como el de la fotografía gastronómica, usar la imaginación es la mejor manera de destacar entre la multitud.
"En general, mi objetivo consiste en contarle algo al espectador a través de mis fotografías. No son un mero fotograma, sino una historia completa. Intento crear una estética, usando para ello la composición y la iluminación, que aporta la sensación de que el alimento es el protagonista principal de la historia. No es solo un sujeto o un accesorio, es la piedra angular".
Lo que comenzó con una hamburguesa hace no mucho desembocó en una segunda serie de fotografías para promocionar una gama de bebidas para las que empleamos la misma técnica. Sin embargo, además de hacer levitar los alimentos, también debíamos capturar líquido en movimiento en la posición perfecta. Aunque muchos puedan pensar que el líquido no es más que un efecto creado por ordenador, lo cierto es que es real, y lo capturamos íntegramente con la cámara, a través de un proceso largo y complejo.
"La creación de la imagen es en sí misma una historia de repetición. Antes de nada, creamos un boceto de cómo queremos que sea la imagen final, con el movimiento del líquido del vaso aparentemente en movimiento. A continuación, realizamos entre 100 y 150 fotografías moviendo el vaso para tratar de imitar los ángulos de la caída, por lo que repetimos la caída con un ángulo lo más cercano posible al ángulo final. Lo repetimos tantas veces como sea necesario para que las formas del líquido parezcan lo más reales posible; pero claro, no deja de ser un líquido, por lo que el resultado es completamente impredecible. Continuamos moviendo el vaso y disparando hasta que el movimiento del líquido y las gotas quedan exactamente como deseamos".
Pablo toma todas sus imágenes con una Sony α7R III. "La cámara me ayuda de muchas maneras. Como normalmente tengo que realizar muchas fotografías con distintos ángulos, necesito una cámara muy ligera para poder sostenerla durante bastante tiempo. La pantalla con inclinación ajustable también es maravillosa, ya que me permite disparar cómodamente desde ángulos elevados, mirando hacia abajo a los alimentos. Lo primero que me llamó la atención de la cámara fue su increíble color y rango dinámico. Gracias a ellos, los alimentos no solo tienen un aspecto fantástico, sino que también me aportan flexibilidad a la hora de editar las imágenes en la fase de posproducción".
Para crear este efecto de levitación, Pablo y su ayudante, Mónica Sanz, cuelgan los objetos de un marco para que se sitúen en la posición perfecta frente al fondo.
"El fondo es sumamente importante, es la tercera parte de la historia. Crea la atmósfera de la foto y le transmite al espectador si se trata de una foto modernista, una imagen clásica o una rústica, es lo que encuadra todo, en sentido literal y figurado", señala Pablo.
Es tal la importancia que le da Pablo a los fondos que él y su ayudante los crean a mano para poder obtener exactamente lo que la imagen requiere. "Empleamos madera, telas, plástico, cartón, lo que sea necesario para lograr el fondo perfecto en cada imagen".
Prosigue explicándonos la importancia de su equipo, "en la fotografía gastronómica, los objetivos son importantes puesto que los alimentos no pueden aparecer deformados o distorsionados. Por esta razón, no utilizo objetivos gran angular. Solía usar el objetivo macro Sony 90mm f/2.8, fue mi objetivo favorito durante muchos años. Pero, desde hace poco, comencé a usar el 100mm STF f/2.8. El bokeh es espectacular, queda muy natural. Es mi nuevo amor y mi objetivo preferido".
Aunque una imagen se puede retocar en la fase de posproducción, es fundamental lograr la luz perfecta al realizar la fotografía. Al igual que en muchas fotografías gastronómicas, la luz de la serie Levitation es bastante sencilla. Utilizamos un softbox de gran tamaño para crear una luz natural suave, y el reflector situado justo enfrente nos ayudó a suavizar algunas de las sombras.
A través de la combinación de la luz, el dramatismo, el fondo y el color obtuvimos una serie de imágenes lo suficientemente buenas como para despertar las ganas de comérselas, o en este caso, bebérselas.
"Una imagen nunca miente, las mías, puede"