Lo más importante que hay que recordar cuando se fotografían bodas es que estás narrando una historia. Siempre busco las imágenes que necesito para recrear el relato de ese día. Con cada nueva imagen que capto, desarrollo y profundizo en él. Son los pequeños detalles e instantes los que aportan algo diferente a la historia en su conjunto. Para capturar estos momentos y plasmarlos en las imágenes se necesita organización, confianza y contar con la cámara ideal.

La confianza lo es todo

Como fotógrafo con un estilo documental mi trabajo consiste en pasar desapercibido, camuflarme en el entorno y moverme despacio para no llamar la atención.

Para conseguirlo, utilizo el Silent Shuter de la Sony α7R III. No importa que estés realizando fotografías documentales en un evento público o en una boda, al final la fórmula para capturar las emociones del sujeto es siempre la misma. Intento pasar el mayor tiempo posible con los novios para conocerlos mejor y descubrir sus gustos con el fin de no perder detalle. Mi intención es que la novia y el novio, su familia y sus amigos se sientan representados en las imágenes, capturar todas sus emociones. Para poder estar cerca de ellos y conseguirlo necesitas establecer una relación de confianza.

Planificación y preparación

Por mucho que esté allí para documentar y reaccionar a los eventos que se suceden a mi alrededor, hay mucha planificación previa. Necesito saber cuál es la agenda del día, conocer a los miembros de la familia y, por supuesto, respetar la ceremonia y a las personas que me rodean. Intento planear todo lo posible con anticipación para camuflarme en el entorno y no inmiscuirme en las celebraciones.

Sin embargo, a pesar de toda la planificación que hayas hecho, siempre sucede algún imprevisto y, cuanto más preparado estés, mejor podrás reaccionar a ellos.

Una nueva perspectiva

Con cada nueva boda y lugar surgen oportunidades que te permiten adoptar una perspectiva diferente. Por ejemplo, suelo hablar con el DJ para ver qué canción han pedido los novios para su primer baile por si hay planeado algo especial para el final, como una explosión de confeti. Una vez que conozco esta información, puedo empezar a pensar en cómo iluminar la sala y dónde colocarme para capturar ese momento.

Otras veces veo algo que me da una nueva idea. Hace poco, observando desde un balcón en una boda vi algo pintado en la calle y pensé que podía conseguir una foto interesante de la novia. Coloqué la diminuta Sony RX0 y saqué la fotografía utilizando mi smartphone con la opción de disparo remoto de la aplicación Sony Imaging Edge, mientras que realizaba las fotografías más convencionales de la salida de la pareja desde mi posición. Siempre busco vistas alternativas que pueden resultar interesantes para la historia .

Conoce tu equipo

Es esencial saber manejar tu cámara para sacar el máximo partido a cada situación. Ahora utilizo dos Sony α 7R III. Una boda siempre se convierte en un largo día de fotografía y cuando aflora el cansancio es esencial llevar poco peso.

Otra de las funciones de la α7R III que más me gusta es el visor electrónico. Ha cambiado por completo la forma en la que expongo mis imágenes: ahora casi siempre utilizo la exposición manual. Al poder ver en ese mismo momento el resultado que obtendré en el visor me resulta más rápido ajustar manualmente la exposición. No importa las dificultades que plantee la iluminación, puedo adaptarme a ellas rápidamente. Nunca he tenido el menor problema al sacar fotos con la α7R III en condiciones de poca luz.

Centrarse en lo importante

Los ojos son la parte más importante de cualquier fotografía donde aparezca una persona. Con esto en mente, siempre utilizo el modo de autoenfoque continuo, combinándolo con el modo Eye AF. Así me aseguro de que los ojos del sujeto tengan total nitidez en cada fotografía.

En mis cámaras tengo montados los objetivos Zeiss Batis 25mm f/2 y Sony FE 55mm f/1.8 ZA, y llevo un Sony FE 12-24mm f/4 G en la bolsa. El 25 mm y el 55 mm me brindan un buen campo visual estándar, pero el gran angular 12-24mm es increíble. Es muy luminoso y me permite acercarme mucho al sujeto. En muchas ocasiones es necesario estar cerca con un gran ángulo ya que no siempre dispones de espacio suficiente para alejarte, o a veces simplemente quieres llenar el encuadre con un pequeño detalle para añadir un punto de interés.

Siempre que es posible, me gusta encuadrar la imagen perfectamente en la cámara al sacar la fotografía, pero no siempre se puede. A veces no tienes tiempo para acercarte lo suficiente o mantienes cierta distancia para no interrumpir el momento. Esto supone problema alguno para la Sony α7R III en ningún caso y su sensor de fotograma completo de 42,4 megapíxeles me ofrece la resolución y el detalle necesarios para recortar sin miedo.

Nunca dejes de aprender

Lo más importante es no dejar nunca de aprender y de poner a prueba tu estilo artístico. La fotografía debe ser una pasión, el deseo de narrar una historia desde tu punto de vista. La clave está en descubrir constantemente: técnicas y autores, fijar tus pautas y tus limitaciones, y resolver problemas con el menor número de recursos posible. Con la fotografía siempre aprendes algo nuevo porque la perspectiva cambia a cada instante, y esa perspectiva se vuelve más sabia y personal.