Aunque estoy allí para conseguir las imágenes que necesito, debo tener en consideración al resto de personas. En primer lugar, a los propios artistas. Cuando disparas en el backstage debes saber cuándo parar. Está bien sacar un par de fotografías del cantante mientras elige qué ponerse para el espectáculo, pero no puedes quedarte allí parado durante cinco minutos revoloteando como una avispa
Por otra parte está el público. Al obstaculizar su vista, devalúas la experiencia de alguien que ha pagado para estar allí. Hay que ser respetuoso. Yo siempre intento preguntar antes de moverme. Si veo que voy a taparles la vista, me doy la vuelta, pido disculpas y les doy las gracias. Con un poco de cortesía se puede llegar muy lejos.
En lo que respecta a otros fotógrafos, cuando acompaño al grupo durante toda la gira no voy al foso hasta que no pasan las tres primeras canciones. Los fotógrafos de prensa solo tienen la oportunidad de conseguir sus mejores imágenes durante estas tres canciones, por lo que no me parece justo sumarme al ya concurrido foso. En su lugar, intento aprovechar este momento para encontrar un lugar único en el recinto donde dar rienda suelta a mi creatividad. Conseguir la imagen perfecta ¿Qué necesita una imagen para emocionarme de verdad? Básicamente, basta con que transmita la energía del ambiente. Siempre busco la forma de mostrarla. Muchas veces esto implica fotografiar al público: al fin y al cabo, sin ellos solo estaría fotografiando un ensayo general. No hay reglas escritas para conseguirlo, simplemente miras por el visor y sabes lo que funciona. Se acaba convirtiendo en algo instintivo con la práctica.
Cámaras y objetivos: qué y cuándo usarlos
Siempre llevo dos cámaras colgadas al cuello, la Sony α7R III y la α7S II. Muchas de mis fotografías las saco con la α7R III. Su sensor de 42,2 megapíxeles me permite capturar hasta el más mínimo detalle y funciona muy bien con poca luz. Sin embargo, cuando la luz es realmente escasa, prefiero la α7S II. A pesar de que su sensor tiene menos resolución, puedo disparar con una ISO elevada sin meter demasiado ruido a la imagen.
Junto a las cámaras, utilizo cuatro objetivos: el 24-70mm f/2.8 GM, que normalmente tengo montado en una de las cámaras, y el 85mm f/1.4 GM o el 70-200mm f/2.8 GM en la otra. En mi mochila también llevo el 12-24mm f/4 G para tomas con gran angular. Estos objetivos me ofrecen todo lo que necesito para cualquier actuación.
Si voy a sacar fotos para un solo concierto, y no durante toda una gira, me gusta montar el 24-70mm f/2.8 GM en la cámara. Puedo pasarme toda la noche sacando fotos con él. Sin embargo, si estoy en una gira y ya he conseguido durante varias noches imágenes que merecen la pena, a veces utilizo el 85mm f/1.4. Obligarte a usar un único objetivo puede ser un ejercicio interesante, puesto que comienzas a centrarte en los detalles o a explorar tomas más creativas.
El objetivo 85mm f/1.4 GM es estupendo para recintos con poca luz. Hace poco me enamoré del Eye-AF de la α7R III, sobre todo cuando utilizo el 85mm GM con una apertura de f/1.4. Con la nueva actualización, siempre busca los ojos, no las pestañas ni la nariz, ni tampoco el micrófono. Consigo que el cantante quede enfocado en todas las imágenes. Es una auténtica revolución.
Enfoque Suelo variar entre el enfoque automático y el manual. Este último me permite ser creativo. Por ejemplo, a veces quiero que las cuerdas de la guitarra se vean completamente nítidas mientras que al fondo se puede apreciar fácilmente al vocalista desenfocado. Para conseguirlo, aprovecho al máximo la función Focus Peaking, que también resulta muy útil cuando utilizo objetivos manuales más antiguos. También configuro un botón personalizado para ampliar la imagen que me permite acercarla y comprobar el enfoque en directo, algo importante cuando cuentas con la alta resolución de la α7R III. Exposición Siempre utilizo la cámara con el modo de exposición completamente manual. Me gusta tener el control absoluto del obturador, la apertura y la sensibilidad ISO. Para elegir la apertura tengo en cuenta aspectos tanto comerciales como técnicos. Por ejemplo, si tengo que hacer una foto para el cartel de una gira, necesito enfocar a todos los miembros del grupo, por lo que suelo utilizar una f/5.6 en lugar de una f/2.8 o una f/1.4. En lo que respecta a la velocidad de obturación, debo pensar en que la imagen puede quedar desenfocada si el artista se mueve. Si lo que busco es una imagen nítida, lo más lento que me atrevo a disparar es a 1/160 s. No cabe duda de que el movimiento desenfocado es una elección artística y, en esos casos, bajo la velocidad para desenfocar los platillos de la batería o las cuerdas de la guitarra, por ejemplo.
Hay diferentes aspectos clave en función de la imagen, pero normalmente el más importante es el rostro del artista. Tanto la α7R III como la α7S me dan un amplio margen para extraer detalles de las sombras cuando edito los archivos raw, por lo que como norma general evito las zonas quemadas. Utilizo el histograma para comprobar la exposición antes de disparar. Prefiero tener más sombra que perder información, pero en ocasiones no puedo hacer nada para evitarlo. No me importa que quede quemado el típico foco, pero cuando la zona es mucho mayor, intento evitarlo a toda costa. Me parece mucho más efectivo extraer detalles de las sombras que recuperar la información de las zonas más expuestas.
"Peter Neill es el mejor fotógrafo con el que hemos trabajado. Ya no trabajamos con nadie más", Mark Sheehan, The Script.